Los microarrays de ADN permiten examinar la expresión de miles de genes al mismo tiempo, por lo que desde su creación han contribuido al reconocimiento de múltiples factores genéticos implicados en una serie de enfermedades, incluyendo varias formas de cáncer. En un inicio se utilizaba únicamente para identificar las diferencias de expresión genética entre las células normales y sus homólogos cancerosos, pero poco tiempo después los científicos empezaron a emplear esta tecnología para distinguir subtipos específicos de ciertos tipos de cáncer, así como para determinar qué métodos de tratamiento eran más eficaces para pacientes particulares.
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